El recinto, asentado en lo que fue el antiguo Convento Agustino de San Juan Evangelista, tiene como objetivo abrir sus instalaciones para que la comunidad ingrese y realice sus actividades sociales dentro de una norma institucional.
Por su trascendencia histórica, cultural y religiosa, Culhuacán fue, desde su fundación en la época prehispánica (600 dC), un centro de influencia para los pueblos de la cuenca lacustre de la actual ciudad de México. Con este antecedente, el sitio fue seleccionado como centro evangelizador, misión iniciada por la orden franciscana y encomendada posteriormente a los frailes agustinos.
Desde 1575 fungió como convento, se consagró e inició actividades como seminario de lenguas, donde los frailes de diversas órdenes estudiaban el otomí y el náhuatl para después realizar su labor evangelizadora. El convento funcionó como tal durante más de 100 años, después su cabecera se trasladó para Atlixco, Puebla.
Entre las características arquitectónicas de estilo renacentista destacan los muros de basalto volcánico o recinto, que es un material propio de la zona. Los claustros son de gran sobriedad, en cuyo interior prevalecen excelentes frescos de estilo barroco plateresco que reflejan la maestría de los antiguos tlacuilos o pintores culhuacanos. En el claustro alto destacan, entre otros murales, las escenas de los Mártires agustinos y La adoración de los Reyes Magos.
Rescatar el pasado
Cuando Cristina Payán fue nombrada directora del Ex-Convento de Culhuacán, en 1983, transformó el entorno, y junto con la comunidad rescató, valoró y enriqueció la historia y tradiciones del milenario pueblo de Culhuacán.
Se elaboraron programas y proyectos donde se contemplaba el replanteamiento del uso de los espacios del Ex Convento y el rescate del área correspondiente al Centro Histórico de Culhuacán.
Fue en la época del maestro Enrique Florescano -entonces director general del INAH- cuando se iniciaron los trabajos de rescate del Centro Histórico de Culhuacán, en los que se contempló la adquisición de un predio anexo al convento, donde se ubicaba el antiguo embarcadero prehispánico y colonial del pueblo.
Hombres, mujeres y niños se involucraron en este proyecto de manera espontánea y comenzaron a interesarse en el rescate de su pasado histórico. Al realizar las excavaciones para el estudio del terreno se descubrieron basamentos de antiguas pirámides y piezas prehispánicas de gran valor arqueológico.
El recinto se inauguró en 1984 y abrió sus puertas a la comunidad del lugar; nueve años más tarde se creó el Museo de Sitio, con piezas prehispánicas y coloniales encontradas durante los trabajos de excavación, o bien por donaciones de la gente del pueblo e inclusive en préstamo de otros museos.
Durante los trabajos se encontró a la Diosa Chicomecóatl o Siete Serpiente (que es además la pieza más importante del museo), localizada en lo que se recordaba como un ojo de agua y los antiguos lavaderos del pueblo, asimismo, se encontraron infinidad de objetos de cerámica prehispánica y piezas importantes como una máscara de Tláloc y un brasero ceremonial, entre otros. Con todo este acervo se recreó la trayectoria de Culhuacán como pueblo milenario.
Ubicación
Colonia: Pueblo de Culhuacán
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