Cronista de Culhuacán
Con motivo de la celebración del Bicentenario de nuestra Independencia, todos los mexicanos buscamos de diferentes maneras manifestar nuestra alegría, amor, respeto y admiración por los héroes que con su lucha y muchos con la vida lograron independizarnos.
En Culhuacán, nuestras calles y plazuelas principales, llevan el nombre de algunos héroes de nuestra independencia, como un reconocimiento y ejemplo a seguir, en este mes las casas se adornan con banderas, escudos y guirnaldas, se organizan festejos y bailes en manifestación de júbilo, aunque es de lamentar que a muchas calles, la Oficina de Nomenclatura les ha cambiado el nombre, por el de personajes extranjeros que pese a sus grandes méritos, nada significan para la mayor parte de los habitantes, y les causan malestar por lo difícil de su pronunciación y para la escritura de su correspondencia.
Una de nuestras plazuelas más significativas lleva el insigne nombre de doña María Leona Vicario, heroína de la Independencia, nacida en la ciudad de México el 10 de abril de 1789; su familia gozaba de excelente posición económica y la niña María Leona, como hija única, fue muy mimada de sus padres, recibió una educación muy superior a la que entonces recibían las personas de su sexo, aprendió el francés, el arte de la pintura y otras materias que no se estilaban, a los diez y ocho años quedó huérfana y al cuidado de su tío materno el licenciado Agustín Pomposo.
Era natural que una joven de esas condiciones tuviese pretendientes, entre ellos el bachiller en leyes Andrés Quintana Roo quien hacía su pasantía en el despacho del licenciado Pomposo. Andrés la solicitó en matrimonio y al serle negado, decidió enlistarse en las filas independientes del General Rayón en 1812.
Doña Leona sufrió bastante con esa decepción, pero siguió con su relación amorosa, convirtiéndose a su vez en una decidida insurgente, poniendo a disposición toda su inteligencia y fortuna a la causa que su novio había abrazado, siendo una exaltada patriota que no disimulaba sus simpatías por la causa. En Tlalpujahua invirtió sus ahorros en la fabricación de armas que tanta falta hacían.
Doña Leona fue víctima de persecuciones del Gobierno Español, siendo algunas veces rescatada por los insurgentes, otras salió disfrazada de negra, vestida de harapos y montada en un burro.
Contrajo matrimonio con Quintana Roo en uno de los pueblos donde estuvo, y fruto de su matrimonio nació su primera hija, en una cueva cercana a Achipixtla y llevada en un huacal para ser bautizada, siendo el padrino el General Rayón.
Como no era fácil de escapar de las fuerzas realistas que recorrían la comarca en todas direcciones, el matrimonio tuvo que refugiarse en una escondida barranca del rancho de Tlacocuspa, perteneciente a Sultepec, donde no había elementos de ninguna clase de comodidad y donde sufrió mil privaciones, todos sus bienes ya habían sido confiscados por el gobierno.
Cuando fueron indultados, vivieron en Tejupilco, Toluca y al consumarse la Independencia, en la ciudad de México.
Después de tantos sacrificios, sufrimientos, desilusiones y sin sabores murió esta gran heroína en la capital el 21 de agosto de 1842. ” Honor y Gloria a Leona Vicario, ejemplo de patriotismo, abnegación y valentía”.
En Culhuacán, nuestras calles y plazuelas principales, llevan el nombre de algunos héroes de nuestra independencia, como un reconocimiento y ejemplo a seguir, en este mes las casas se adornan con banderas, escudos y guirnaldas, se organizan festejos y bailes en manifestación de júbilo, aunque es de lamentar que a muchas calles, la Oficina de Nomenclatura les ha cambiado el nombre, por el de personajes extranjeros que pese a sus grandes méritos, nada significan para la mayor parte de los habitantes, y les causan malestar por lo difícil de su pronunciación y para la escritura de su correspondencia.
Una de nuestras plazuelas más significativas lleva el insigne nombre de doña María Leona Vicario, heroína de la Independencia, nacida en la ciudad de México el 10 de abril de 1789; su familia gozaba de excelente posición económica y la niña María Leona, como hija única, fue muy mimada de sus padres, recibió una educación muy superior a la que entonces recibían las personas de su sexo, aprendió el francés, el arte de la pintura y otras materias que no se estilaban, a los diez y ocho años quedó huérfana y al cuidado de su tío materno el licenciado Agustín Pomposo.
Era natural que una joven de esas condiciones tuviese pretendientes, entre ellos el bachiller en leyes Andrés Quintana Roo quien hacía su pasantía en el despacho del licenciado Pomposo. Andrés la solicitó en matrimonio y al serle negado, decidió enlistarse en las filas independientes del General Rayón en 1812.
Doña Leona sufrió bastante con esa decepción, pero siguió con su relación amorosa, convirtiéndose a su vez en una decidida insurgente, poniendo a disposición toda su inteligencia y fortuna a la causa que su novio había abrazado, siendo una exaltada patriota que no disimulaba sus simpatías por la causa. En Tlalpujahua invirtió sus ahorros en la fabricación de armas que tanta falta hacían.
Doña Leona fue víctima de persecuciones del Gobierno Español, siendo algunas veces rescatada por los insurgentes, otras salió disfrazada de negra, vestida de harapos y montada en un burro.
Contrajo matrimonio con Quintana Roo en uno de los pueblos donde estuvo, y fruto de su matrimonio nació su primera hija, en una cueva cercana a Achipixtla y llevada en un huacal para ser bautizada, siendo el padrino el General Rayón.
Como no era fácil de escapar de las fuerzas realistas que recorrían la comarca en todas direcciones, el matrimonio tuvo que refugiarse en una escondida barranca del rancho de Tlacocuspa, perteneciente a Sultepec, donde no había elementos de ninguna clase de comodidad y donde sufrió mil privaciones, todos sus bienes ya habían sido confiscados por el gobierno.
Cuando fueron indultados, vivieron en Tejupilco, Toluca y al consumarse la Independencia, en la ciudad de México.
Después de tantos sacrificios, sufrimientos, desilusiones y sin sabores murió esta gran heroína en la capital el 21 de agosto de 1842. ” Honor y Gloria a Leona Vicario, ejemplo de patriotismo, abnegación y valentía”.
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